Mi Gloria

La gloria del hombre ha sido y siempre será una gloria pasajera. Todo lo que alcancemos hoy fácilmente desaparece mañana. Podemos invertir horas, días, o años en levantar algo en lo cual podamos gloriarnos y hacernos famosos, pero solamente hace falta un error para que todo se nos destruya en nuestras propias manos.

Hitler, un dictador alemán, estaba construyendo para el mismo un imperio del cual el pudiera gloriarse. Mas vemos en el día de hoy que todo lo que el construyo quedo destruido y su nombre quedo como el recordatorio de lo que un hombre con deseos de gloria personal es capaz de hacer. El y tantos otros andan buscando gloria en los lugares equivocados y de las formas equivocadas.

Existen dos tipos de gloria, la temporal y la eternal; ¿Cuál de las dos deseas? La contestación lógica seria la eternal. Pero vemos como aparentemente nadie busca la eternal, al contrario, buscan la temporal. Temporal es todo aquello que es pasajero; aquello que se construye hoy y mañana deja de ser. Mejor será construir hacia lo eterno y no perder tiempo en cosas pasajeras.

El salmista escribió, Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el que levanta mi cabeza. (Salmos 3:3) Amado lector, ¿Que pudiera ser mas glorioso que el ser uno la herramienta en la mano de Dios? ¿Que pudiera ser mas glorioso que el saber que el creador del universo a tenido a bien usarnos?

Mi gloria esta en buscar acercarme tanto a Dios que mi imagen desaparezca delante de los hombres, porque su esplendor es demasiado poderoso como para que alguien me vea a mi. Mi gloria se encuentra en el saber que Dios toco o le hablo a alguien usándome como un canal. Mi gloria no es lo que hago sino lo que el haga a través de mi.

Acércate a el, búscale con todo tu corazón, anhélalo como anhelas el aire que respiras, que caiga sobre ti una angustia por conocer su gloria, y cuando el reflejo de la Gloria de Cristo este sobre ti, mantente manso y humilde reconociendo que todo lo que pudistes alcanzar, no fue alcanzado por quien tu eres; fue alcanzado porque a Él le plació manifestarse en ti.