También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios. (Lucas 12:16-21)
¿Por qué afanarnos por lo terrenal y perder de vista lo celestial? ¿Cómo podrá el dinero tomar el valor de un alma? Tantas personas se afanan por obtener mas dinero pero, ¿Qué a sucedido con el afán de ganarse un alma para Jesús? Tristemente vivimos en un tiempo donde nos hemos olvidado de Dios y de su obra, por ganarnos unos centavos, y digo centavos pues ese es el valor de miles cuando se comparan con la obra de Dios. Mas al fin ¿que valor tendrá? La Biblia dice, Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? (Marcos 8:36,37) ¿Tendrá valor este mundo como para perder nuestra alma ganándolo? Buscamos que nos aplaudan nuestros bienes materiales aquí en la tierra, sin buscar que nos aplaudan en el cielo. Buscamos la aprobación del los hombres, sin buscar la aprobación de Dios. Buscamos satisfacer mas las opiniones de este mundo, sin buscar alineamiento con la opinión de Cristo. ¿Por qué afanarnos tanto y perder nuestro sueño por cosas temporales? ¿Acaso Dios no es lo suficientemente poderoso para proveernos nuestras necesidades? El no esperar por nuestro Señor, es decirle que no confiamos en Él. ¿Qué diremos cuando alcancemos las riquezas? Cuándo todo lo que anhelábamos alcanzar se alcance, ¿Qué diremos? Casi se puede escuchar nuestras palabras, “Repósate, come, bebe, y regocíjate” pues todo lo que te propusiste alcanzar lo lograste. Mas la voz de Dios dirá, “Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?” No seamos insensatos hermanos, sometámonos a la Palabra de nuestro Señor, perseverando en ella con toda paciencia, pues los días son malos. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal. (Mateos 6:33,34)
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Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. (2 Corintios 5:20)
El embajador de una nación es aquel que representa esa nación en alguna tierra extraña para hablar o negociar por su pueblo. Un ejemplo rápido es decir que el embajador de los Estados Unidos llega a México representando a los Estados Unidos. Aunque este en México no lo hace un mexicano, permanece siendo ciudadano de los Estados Unidos, por tanto, debe cuidarse en su comportamiento, en su manera de vestir, aun en las cosas que habla. Si es así para un hombre terrenal representando una nación terrenal, ¿Cuánto mas serio debe ser el asunto cuando se trata de lo celestial? La Palabra de Dios dice claramente que somos “embajadores en nombre de Cristo”. En otras palabras, somos embajadores del reino celestial, pues la Biblia enseña que existen dos tipos de personas; Los terrenales y los celestiales (1 Corintios 15:48,49). Por esta razón digo que somos embajadores del reino celestial. Teniendo esto en mente amado hermano, es necesario que entendamos que el embajador representa su país aun en su forma de vestir. Pudiera escribir mucho respecto a esto mas creo que hay algo que es aun mas necesario. El Apóstol Pablo escribió que somos embajadores, “como si Dios rogase por medio de nosotros” y después pasa a explicar cual es el mensaje que Dios envía con nosotros diciendo, “os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.” ¿Estamos cumpliendo con este llamado? o ¿Estamos dándole a este mundo una falsa esperanza? Digo, falsa esperanza, porque muchos piensan que están acercando a los ciudadanos de este mundo a Jesús cuando en realidad los están alejando. No nos olvidemos que Dios ofrece remisión de pecados gratuitamente, pero en cuanto a la salvación, es nuestra responsabilidad espiritual mantenerla pues esta se puede descuidar. Cumplamos con nuestra función de embajadores manteniéndonos firmes y constantes en la fidelidad. ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? (Hebreos 2:3) Los tiempos vienen y van, pero hay algo que permanece. Las edades se desarrollan y después desaparecen, pero hay algo que permanece. Los hombres viven y mueren, pero hay algo que permanece. Las filosofías, las teorías, y los sabios se desvanecen, pero hay algo que permanece. Este mundo y lo que en el hay terminara, pero hay algo que permanece. Las vanidades, el dinero, y los lujos serán destruidos, pero hay algo que permanece.
Jesús mismo hablando dijo, El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. (Lucas 21:33) ¿Porque vivimos como si fuéramos a permanecer en esta tierra por siempre? ¿Por qué muchos piensan que se van a escapar de las palabras de nuestro Señor? ¿Quién se reirá en la cara del Señor diciendo, “Tus palabras no se cumplieron en mi”? Cuan grande será la sorpresa de muchos en aquel día. El ateo se encontrara con el Dios que rehusó aceptar. El político se encontrara el Dios que quiso encerrar. El inmoral se encontrara con el Dios que condenara su inmoralidad. El adultero se enfrentara a el fiel. El blasfemo se encontrara con aquel de quien blasfemó. Pilato va a padecer delante del tribunal de Jesús. Los fariseos serán puesto a juicio en la corte celestial. Los burladores se lamentaran y lloraran por sus burlas. Nuestro Dios es el todopoderoso, él es Jesucristo el justo, Rey de reyes y Señor de señores. ¿Por qué dudamos en nuestras aflicciones? ¿Por qué cuestionar a aquel que todo lo puede? Antes de él no hubo alguien mayor, y después de él, no existirá alguien mayor. Él es desde la eternidad y hasta la eternidad. Las fiestas de este mundo se acabaran, los clubes nocturnos, las noches pasadas en borracheras, la vida llena de inmundicia y tanto mas parecido a esto se acabara. Pero las palabras de mi Señor nunca se acabaran, al contrario es lo único que permanece. Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso. (Apocalipsis 1:8) Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla;
Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas. (Salmos 126:6) La cosecha que se recibe es directamente proporcional al trabajo puesto en la siembra. Todo el que siembra escasamente, cosecha escasamente. Por esto la Biblia nos señala la forma de conocer quien es de Dios y quien no lo es cuando dice, Por sus frutos los conoceréis. (Mateo 7:16) ¿Como podemos esperar grandes ministerios si no se viven grandes experiencias en oración? ¿Cómo impactamos al mundo sin ser impactados por el Espíritu Santo? ¿Cómo podremos esperar una gran cosecha sin invertir una gran labor? Lo que vemos moviéndose en la iglesia de hoy es solamente el resultado de lo que están plantando muchos sembradores. El sembrador segara de acuerdo a la semilla en su mano. Si esa semilla es deficiencia espiritual, segara deficiencia ministerial. Si la semilla es pereza en la oración, fácilmente le engañara el corazón. Si la semilla es mundanalidad, segara la inmundicia. Hermanos míos, humillémonos como lo hizo Nehemías, quien lloro y pidió perdón por los pecados de su nación. Pidamos perdón por los pecados de esta generación. Salgamos al campo con la semilla de la sana doctrina y la santidad de Jehová; llevemos la preciosa semilla regándola con nuestras lagrimas en oración, mas después de un tiempo, nos regocijaremos por las gavillas santas cosechadas para nuestro Dios. porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación; sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, (1 Pedro 1:16-19) Viniendo Jesús a la región de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. (Mateo 16:13-16)
“El Cristo, el Hijo del Dios viviente.” Esas fueron las palabras de Pedro a el maestro. ¿Y usted, que dice de quien fue Jesús? Él será la persona que necesitas o que tienes; será el que te edifica o quien te rompe; será el que anhelas o quien desprecias; será tu luz o tu juicio. Muchos lo tienen crucificado, cuando resucito, otros, lo tienen tocando a la puerta cuando debe estar sentado a la mesa. El Cristo es la mayor autoridad entregada a los hombres. Él es la solución de los problemas de la humanidad. Él es la cura de todas las enfermedades. Él es quien llevo nuestros pecados. Él es quien nos salva de nosotros mismos. Él es el sustentador de toda alma viviente. Él es la fuerza del débil, la espada del soldado, el refugio del necesitado, el guía para los perdidos, el alivio para el angustiado. La Biblia lo llama, la rosa de Sarón, el lirio de los valles, el Yo Soy de Dios, el león de la tribu de Judá, Emanuel, Jesús, Hijo de Dios, pero usted ¿Como lo llama? Algunos lo llaman contradicción, otros divisor, otros lo llaman confusión; mas yo lo llamo mi Salvador. Él hablando de el mismo decía, Yo soy el pan vivo que descendió del cielo… Yo soy la luz del mundo… Yo soy la puerta de las ovejas… Yo soy la resurrección y la vida… Yo soy el camino, la verdad, y la vida… Yo soy la vid verdadera… “El Cristo.” No hablamos de un hombre cualquiera, amado lector, hablamos de Dios encarnado entre los hombres para salvar al pobre pecador. ¿Le conoces? Si su contestación es no, entonces, pídale que le perdone sus muchos pecados y que entre en tu corazón y transformara tu vida para bien. ¿Te has apartado de el? El buen Pastor su vida da por sus ovejas. Regresa a él y te recibirá. Llámalo, cualquiera sea tu necesidad y él contestara, pues él es, El Cristo. Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad. (Marcos 13:37)
La declaración de nuestro Señor en este versículo bíblico esta dirigido específicamente a el mundo entero. El maestro después de hablar de su venida y de la sorpresa que será para todos claramente nos manda a velar. ¿A que se refiere Cristo cuando dice “Velad”? ¿Cómo debo velar? La Biblia nos dice que en un momento de gran batalla espiritual Jesús le dice a los discípulos “quedaos aquí y velad conmigo.” (Mateos 26:38) El Apóstol Pedro enseñando a la iglesia de la misma manera en la cual fue instruido dice, Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; (1 Pedro 5:8) ¿Cómo podemos pelear contra un ser que ni podemos ver? Jesucristo hablando y aclarando su declaración dijo, Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. (Mateo 26:41) La oración es una herramienta espiritual que tristemente muchos han abandonado. Queremos que Dios nos guarde sin gemir por su protección. Queremos tener la autoridad para reprender sin buscar en oración a aquel que nos da la autoridad. La verdad es que muchos se han rendido ante la fuerza de la carne en sus vidas. La Biblia dice, Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. (Gálatas 5:17) Hermanos, cuan grande debe ser la tristeza de un Dios que lo entrego todo para salvar a la humanidad, pero hoy, la gente no quiere entregar nada para servirle a él. No nos preocupamos por sacar tiempo para hablar con él. No nos queremos despejar de lo inmundo en nuestras vidas para acercarnos a él. Así como Moisés se tuvo que quitar las sandalias de sus pies para acercarse a la santidad de Jehová, nosotros también nos tenemos que despojar de lo terrenal para conocer a profundidad el carácter sacrosanto de aquel que nos llamo. Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración. (1 Pedro 4:7) ¿Alguna vez te has preguntado cual es el propósito de tu vida? No tengo duda alguna en mi corazón en el pensamiento de que todo ser humano se a hecho esa pregunta en algún momento. ¿Cuál es mi propósito? ¿Para que estoy viviendo? Estas preguntas depositadas en las manos correctas pueden ayudar a cualquier ser humano desarrollarse y vivir una vida que glorifique y en la cual se acerquen mas a Dios.
El Salmista escribió, Jehová cumplirá su propósito en mí; (Salmos 138:8) Muchas veces buscamos nuestros propios deseos pero nos encontramos con la realidad de que no encontramos lo que buscamos. Dios tiene un plan y un propósito para cada una de nuestras vidas, ahora en nosotros esta permitirle desarrollarlo en nuestras vidas. El propósito de Dios con Adán fue darle la tierra por heredad eternamente, pues para eso estaba el árbol de la vida en el huerto, mas el hombre buscando obtener el conocimiento de Dios perdió el propósito perfecto que le habían entregado. El propósito de Dios con Sansón fue usarlo para destruir a los filisteos pero Sansón, buscando lo que quería en una mujer que él escogió y no Jehová, hizo que se perdiera este gran propósito. ¿Deseas conocer cual es el propósito perfecto para ti? ¿Deseas que el propósito perfecto para tu vida se realice? Entonces tienes que estar dispuesto a escuchar la voz de Jesús cuando te dice, “Sígueme”. Los apóstoles lo dejaron todo por el Señor pero marcaron la historia de la humanidad con sus vidas. ¿Deseas marcar la humanidad para el Señor o prefieres marcarla para ti? Si es para ti entonces tu propio orgullo te lo impedirá mas si es para Dios, las generaciones hablaran de aquel hombre o aquella mujer cuya vida los acerco a Jesús. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará. (Lucas 9:24) Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir. (Juan 11:39-44)
La Biblia nos enseña dentro de este pasaje Bíblico que nuestro Señor y Salvador llego hasta donde estaban Marta y María con el propósito de levantar a Lázaro de entre los muertos. Jesús mismo hablando dijo, Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle. Así que sabemos que cuando él llego, llegó para hacer un milagro. Pero dentro del milagro que el iba a hacer dejo un requisito. La Biblia dice que Cristo, parado delante de la tumba dijo, “Quitad la piedra.” ¿Cuantos en este momento se sienten encerrados en una tumba donde poco a poco su vida espiritual se esta corrompiendo? ¿Cuántos llevan días bajo una mortandad espiritual que metafóricamente pudiéramos decir “Señor, hiede ya, porque es de cuatro días.”? ¿Qué hay muerto en tu interior? ¿Cómo se llama el muerto que cargas dentro de ti? ¿Acaso se llama confusión? ¿Acaso se llama frustración? ¿Se llama culpabilidad? ¿Pudiéramos decir que se llama desanimo? Amado hermano y amigo, Jesús esta parado delante de tu tumba; pero la piedra la tienes que mover tu. Esa piedra pudiéramos decir que es nuestro propio orgullo, que muchas veces no quiere reconocer lo que existe en nuestro interior, y mucho menos revelar lo muerto en nosotros. Mas Jesús dice, He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. (Apocalipsis 3:20) Jesús te esta llamando. Quiere dar vida donde hay muerte, orden donde existe el desorden; paz donde habita la intranquilidad; amor para vencer la culpabilidad; lo único que tienes que hacer es lo siguiente, “Quita la piedra”. Al hacer esto lo que sea que este muerto dentro de esa tumba desaparecerá cuando Cristo le diga ¡Ven Fuera! ¡Quita la Piedra! Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. (2 Corintios 4:16)
El cuerpo del hombre es un estuche que guarda dentro del mismo lo mas preciado de el. Guarda su alma y su espíritu. Cuando contemplamos a una persona hundida en el pecado, no es lo que vemos con nuestros ojos lo que esta perdido, es el hombre que habita dentro de eses cuerpo o estuche el que esta perdido. El Apóstol Pablo escribió, En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. (Efesios 4:22-24) Esta es la razón por la cual el que acepta a Cristo como su salvador debe mantenerse en oración y ayuno. Buscando sujetar el hombre terrenal a el hombre espiritual, que luchan el uno contra el otro, para salvar o arrastrar a el hombre interior. Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. (Gálatas 5:16-17) Jesús nos mostro la lucha en el interior del hombre en Getsemaní. Lo terrenal en Jesús pedía no pasar por la humillación y agonía que tendría que pasar en la cruz, pero lo espiritual y celestial en Él dijo, pero no sea como yo quiero, sino como tú. (Mateo 26:39) Cristo mismo hablando señalo como el cambio del hombre sucede desde su interior cuando dijo, El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. (Juan 7:38) Por tanto, termino con las palabras de Pablo a los Corintios al comienzo de este pequeño mensaje; “no desmayemos” persistamos en la separación y consagración a nuestro Dios pues “aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando,” el hombre interior en la oración, en la Palabra, y en el ayuno “se renueva de día en día”. ¿Quiénes son los celestiales? Y al hacer esa pregunta me refiero a aquellos que Jesús considera pertenecer a el. Me refiero a aquel que escuchará al Señor decir Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. (Mateos 25:21) Si alguien ora por enfermos y son sanados, ¿Es de los celestiales? Si alguien habla lenguas, ¿Es de los celestiales? Si alguien profetiza, ¿Es de los celestiales?
El hombre o la mujer de Dios no se define por las señales que hagan. La Biblia enseña que la bestia, que es el anticristo y falso profeta, hará descender fuego del cielo y engañara a muchos con sus señales (Apocalipsis 13:13). Me iré mas allá. La Biblia dice, Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. (Mateo 7:22,23) Como se han amontonado en estos tiempos hombres que se muestran como hombres de Dios y engañan a tantos, porque tristemente el pueblo tiene su mirada puesto en lo que les hacen sentir y no en la palabra que enseñan. Hablan de santidad, pero no la viven. Dicen tener a Dios, pero son amigos del mundo. ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. (Santiago 4:8) Quieren traer las modas de este mundo, la música de este mundo, la vanidad de este mundo, la soberbia de este mundo y los engaños de este mundo a el pueblo de Dios y lo hacen todo, profesando ser ministros de Cristo. El Apóstol Pablo escribió, El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. (1 Corintios 15:47-49) Los celestiales se apartan de todo lo que es terrenal. La vestimenta terrenal no tiene cabida en ellos. La música terrenal no tiene cabida en ellos. Los placeres carnales no tienen cabida en ellos. Pueblo de Dios limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu (2 Corintios 7:1). El que peca en la carne tenía el pecado en el corazón. Limpia tu corazón y libraras tu vida de lo carnal y terrenal. Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio. (Mateo 23:26) |
Rev. Samuel D. TorresEl Pastor Samuel Torres es un hombre criado en el evangelio y con un arduo deseo de expandir el reino de los cielos en la tierra. El proposito del Mensaje de hoy es traer una porción de las Sagradas Escrituras en la cual puedas meditar durante este nuevo día. Archivos
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